dissabte, d’abril 29, 2006

Transporte sostenible: Proyectos europeos

Autobuses ecológicos

Un gesto tan sencillo como utilizar el transporte público en vez del vehículo privado contribuye a disminuir la contaminación de las grandes ciudades. No obstante, los autobuses, al consumir combustibles fósiles, también emiten gases nocivos para el medio ambiente. Por ello, los autobuses ecológicos, provistos de fuentes de energía limpias como el aceite de cocina reciclado, el hidrógeno, el gas natural o incluso la orina de oveja, empiezan a ser vistos en las ciudades.

A pesar de sus ventajas medioambientales, la generalización de estas alternativas dista de ser una realidad. Los técnicos del proyecto de investigación “Utopía” de la Unión Europea (UE), en el que se ha estudiado la viabilidad de las nuevas tecnologías de transporte, consideran como dificultades de primer orden los aspectos económicos, como el precio de compra, la disponibilidad en el mercado y los costes de funcionamiento.

Por el momento, las subvenciones son claves para el arranque de estos prototipos. Por ejemplo, Valencia cuenta con el apoyo económico del programa europeo LIFE – Medio Ambiente para el desarrollo del proyecto “Ecobus”, que consiste en la recogida de aceite vegetal usado en la fritura de alimentos para convertirlo en el biodiesel de una flota que sobrepasa ya el centenar de vehículos urbanos. El coste de este proyecto ha ascendido a un total de 1,67 millones de euros.

Otro proyecto que también se ha realizado con financiación europea ha sido el denominado “Transporte Urbano Limpio para Europa” (CUTE, en sus siglas en inglés) en el que han participado desde 2003 nueve ciudades europeas, entre ellas Madrid y Barcelona. El objetivo era estudiar las prestaciones de tres autobuses equipados con diferentes tipos de pilas de hidrógeno en cada una de las ciudades. La puesta en marcha de estos tres autobuses ha supuesto un desembolso de unos 6 millones de euros, un precio en el que se incluye, entre otras cuestiones, la asistencia técnica permanente, mientras que un modelo similar comercial de motor diesel cuesta unos 200.000 euros.

En el caso europeo, las alternativas a los combustibles de origen fósil no sólo surgen por una concienciación medioambiental, sino también por una situación energética cada vez más preocupante. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha advertido de que si se continúa en la actual línea de consumo, la dependencia de la UE para abastecerse de petróleo llegará al 92% en 2030. El Libro Blanco del Transporte de la Unión Europea propone la sustitución para 2020 del 20% de los combustibles convencionales por otros menos contaminantes, con lo que se alcanzarían además los objetivos del Protocolo de Kyoto.
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Consumer, Mayo 2006

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